1.8.12

Encuesta CASEN, metodologías y métodos: Algunas aclaraciones prácticas 

                                              Por  Adrián Leguina Ruzzi

   Hemos sido testigos de cómo las metodologías para medir la pobreza y resultados en general de la encuesta CASEN 2012 han cuestionado duramente. Esto no es historia nueva. Políticos, expertos, académicos y opinólogos de una y otra tendencia hablan repetidamente sobre las metodologías, muchas veces sin comprender del todo de qué hablan, y peor aun, en términos incomprensibles para la mayoría de las personas.
  Según cualquier diccionario, metodología corresponde a un conjunto de métodos utilizados en la investigación científica, y un método podemos entenderlo como el camino más afín para lograr un objetivo. Es necesario entender que los avances metodológicos en las ciencias obedecen a contextos históricos y sociales particulares, y que cuando aparecieron, se convirtieron en importantes avances científicos que solucionaron problemas específicos. De esta forma, es lógico plantear la necesidad de innovar –palabra popular en el gobierno actual- en métodos para medir variables tan importantes como niveles de pobreza. Pero la discusión no solo se debe centrar en los aspectos técnicos relacionados con la investigación.
    La manipulación de datos en la encuesta CASEN es patrimonio de izquierda y derecha. Ambos, se han encontrado en la posición para defender y criticar, y a fin de cuentas, ninguno ha tenido la voluntad de corregir lo que se sabe está incorrecto.
    Los críticos metodólogos “puros” han sido los únicos que han mantenido consistentemente sus opiniones a lo largo de las aplicaciones de la CASEN. En ese sentido, destaco la casi nula participación en discusión por parte de la comunidad de estadísticos(as), cuestionando otros aspectos no menores de la encuesta, como representatividad, factores de expansión, errores de medición, o educando acerca de la diferencia entre parámetros y estadísticos. Muchos analistas y expertos en las reparticiones públicas, como el Ministerio de Desarrollo Social, saben que están aplicando metodologías incorrectas y desactualizadas.
   Sin embargo, la decisión de actualizarlas, es netamente política. Aunque el conocimiento y las capacidades de innovar en la investigación existen, no son aprovechadas y muchas veces son silenciadas por el interés del gobierno de turno de no impactar negativamente en las cifras.
  Imagine que medir una variable como el nivel de pobreza es equivalente a tomar una fotografía. Por un lado, la fotografía se está tomando con un lente que no permite obtener una imagen clara, sino que solo bordes difusos de una figura distorsionada. Y por otro lado, una vez obtenida la fotografía, se está retocando con Photoshop para convertirla en una imagen clara de algo completamente distinto a la realidad.  
  Lo primero, obtener una fotografía distorsionada, corresponde al problema de la metodología que muy bien ha sido criticado desde muchos sectores del conocimiento. Lo segundo, el retoque, es la manipulación indebida de resultados o la presentación políticamente beneficiosa de estos que los gobiernos de turno han realizado y que independiente a la metodología aplicada, es muy posible que siga ocurriendo.  Lo primero podríamos definirlo como la politización de la metodología, que es un aspecto grave. Lo segundo, es una práctica común pero que nada tiene que ver con aspectos técnicos de una encuesta, lo cual es mucho más grave.
  El deber de los críticos y la ciudadanía en general, es repudiar este tipo de prácticas escondidas, muy arraigadas en sectores públicos y privados. La necesidad por “maquillar” el dato a través de trucos sencillos como esconder un decimal, redondear para arriba o abajo, o cosas mas complejas como seleccionar métodos en función a lo conveniente de sus resultados o interpretar sin objetividad, hacen tanto o mas daño que el uso honesto de metodologías desactualizadas. En este sentido, el método político parece ser el incorrecto.

                         
http://adrianleguina.wordpress.com/2012/08/01/encuesta-casen-metodologias-y-metodos-algunas-aclaraciones-practicas/

23.6.12


Comparing the stabilization process of party systems in developing regions


Eduardo Olivares


Party system institutionalization brings together concepts such as stability, social identification, and well organized party structures. Unlike the situation in consolidated democracies, party systems in most developing states are weakly institutionalized. In this paper, I use an update dataset for a sample of 40 countries, showing that developing countries do not only have higher levels of volatility than developed societies, but also higher levels of volatility dispersion, especially in Latin America. The traditional measure of electoral volatility, the Pedersen Index, is frequently employed to assess degrees of electoral stability in each country. To complement this measure, a weighted Pedersen Index of Electoral Volatility is calculated, giving heavier importance to last electoral cycles in the history of a country and lighter weight to its initial cycles. Results suggest that 1) older democracies are losing stability, 2) most of developing countries are gaining consolidation, and 3) among the developing countries, Latin American political party systems show high levels of instability and of dispersion in terms of electoral volatility. These analyses are relevant to better our understanding of the origin and evolution of party systems in developing democracies in general, and in Latin America in particular.